Los profesores mexicanos no están dispuestos a ceder espacio en la capital del país. Después de que el viernes pasado fuera del zocalo
del Distrito Federal, tras un ultimátum de las autoridades federales
para poder comenzar los festejos del Día de la Independencia de México
(que se celebran el 15 y 16 de septiembre), los maestros, reunidos en
asamblea, acordaron este sábado regresar al lugar el próximo miércoles.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), una
fracción disidente del mayor sindicato magisterial del país, mantenía un
campamento en protestas por los cambios en la ley educativa. En concreto, por una nueva norma que obliga a los profesores a someterse a una evaluación para conservar su puesto de trabajo.
La decisión de regresar al Zócalo, la principal plaza de la ciudad,
no toma por sorpresa a las autoridades. El mismo viernes, después de que
se produjera el desalojo en un operativo no exento de violencia, el
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong reconoció: “los hechos de hoy no solucionan las pretensiones
de este grupo de maestros. En el Gobierno somos conscientes de que
en esta transformación [la que se deriva de la reforma] habrá
resistencias”.
Mientras tanto, una parte de los manifestantes continúa su
acampada en el Monumento a la Revolución, otro escenario emblemático de
protestas en la Ciudad de México, situado a unos 10 minutos a pie del
casco histórico. Este domingo, los integrantes de la CNTE convocaron una
marcha por la tarde sobre el Paseo de la Reforma, uno de las
principales avenidas de la capital y, en paralelo a la celebración del
Grito presidencial —ceremonia en la que el mandatario en turno lanza
odas a los héroes de la guerra de independencia— han decidido emitir “un
grito de resistencia”.
Sin embargo, la presencia de profesores en la capital ha
disminuido desde el viernes. Después de que habían mantenido masivas
protestas desde hace un mes (que desquiciaron el de por sí caótico
tráfico de la ciudad), muchos han optado por regresar en autobús a sus
regiones para continuar allí la lucha. En Oaxaca (sureste del país),
unos 1.000 manifestantes paralizaron el sábado parte del centro
histórico de la ciudad con marchas y bloqueos, además de obstaculizar el
paso en la autopista que lleva al DF.
Queda por determinar si efectivamente los maestros podrán
regresar el miércoles a la plaza o si continuará el cerco policial que
se mantiene desde el viernes. Este domingo, un dispositivo integrado por
más de 4.000 agentes de la Seguridad Pública del DF, apoyados con 708
patrullas y un helicóptero del Agrupamiento Cóndor resguardaba los
preparativos para el Grito, un ceremonia llena de simbolismo para los
presidentes mexicanos y la primera en que participará el presidente
Enrique Peña Nieto, que asumió el cargo en diciembre de 2012.
Aunque las manifestaciones comenzaron en abril en varios Estados del
país —en Oaxaca llegaron a quemar sedes de partidos y acosaron a los
diputados frente a las Asambleas legislativas— no fue hasta hace unas
semanas que los docentes tomaron la capital mexicana para protestar
contra la letra pequeña de la reforma.
Durante el mes de agosto trastocaron la vida de los 20 millones de
habitantes del Distrito Federal y su zona conurbada: cortaron calles,
bloquearon el aeropuerto internacional Benito Juárez y hasta obligaron a
los diputados a celebrar sesiones en una sede alternativa al Congreso.
Además del pulso al Gobierno priista —la protesta se ha convertido uno
de los principales quebraderos de cabeza del Ejecutivo en su primer año
de mandato— más de un millón de estudiantes han visto retrasado el
inicio del curso escolar en las regiones donde la gran mayoría de
maestros continúa el paro.
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